Semana Santa: La entrada en el misterio como místicos

P. Pietro Magliozzi m.i.

Este momento del año litúrgico es místico en su verdadero sentido de la palabra, si lo vivimos con autenticidad.

Ser persona mística, es decir, una persona que vive la vida en plenitud espiritual, escribo en el libro “Manual teórico práctico de espiritualidad sanante” en el capítulo 17,

Vive lo mejor de su personalidad como ser espiritual, integrado y equilibrado y como el hombre nuevo, divino, imagen y semejanza de Dios. Los místicos son los pioneros, los héroes y los genios de la vida espiritual; la mística cristiana es un camino humano que permite llegar a ser plenamente auténticos, respondiendo con la propia vida al Dios que se revela como Amor y como fin último de toda persona. En este camino la persona es atraída, purificada, con pruebas externas e internas, llega progresivamente a la esencia de sí, a su máxima sencillez de vida, y se funde con el Dios del amor. Todas son historias de amor, el místico se siente amado por Dios y es un enamorado de Dios. Los místicos son los servidores más significativos de la humanidad, porque sus vidas nos ayudan a escuchar las intuiciones interiores, a vislumbrar las luces de la verdad divina y del Amor presentes en nosotros mismos y en los demás; “Los místicos cristianos nos muestran el camino hacia una vida humana plenamente auténtica, demostrando lo que significa la unión eterna (que comienza ya aquí) con el Dios del amor“. 

¡Esta es la verdadera Semana Santa! ¿Somos capaces de vivirla así? Si la respuesta es: “No, la barra es demasiado alta”, entonces necesitamos sanar nuestra espiritualidad, necesitamos profundizar en el contenido de nuestros cursos.

Todos estamos llamados a la mística, todos podemos y debemos ser un poco místicos, cada uno a su manera y según la espiritualidad propia. Algunos como místicos contemplativos, otros como místicos activos, otros como místicos afectivos. Pero, si pedimos a la Trinidad y a la Divina Voluntad que nos hagan entrar en este Misterio salvífico de la Pasión y Resurrección de Jesús de modo místico, veremos cuántos DONES para vivir en Dios y de Dios recibiremos.

Dediquemos amplios momentos de silencio, en la meditación o ante el Crucificado o el Santísimo en la iglesia, para hacer entrar este Misterio en nuestra vida y al mismo tiempo para entrar nosotros en el Misterio de la Pascua y vivirlo. Dejémonos llevar místicamente por las suaves corrientes de este Misterio en las diversas liturgias del triduo pascual y nos llevará al océano del Amor donde todo estará claro.

A veces no sirve entender, ¡pero basta y sobra Amar!